miércoles, 2 de marzo de 2011

Los parásitos en el túnel del tiempo

No son los muertos los que en dulce calma
la paz disfrutan de la tumba fría;
muertos son los que tienen muerta el alma
y viven todavía
¿Quiénes son los muertos?, Ricardo Palma

Se dice que debemos estudiar el pasado si queremos pronosticar el futuro. Si hacemos un recorrido a lo largo de la historia, vemos que diversos personajes célebres sufrieron los embates de distintas parasitosis, que en muchas circunstancias los llevaron a la muerte. Tal es el caso de Wolfgang Amadeus Mozart, quien según pruebas presentadas por el Dr. Jan Hirschmann en Seattle (EE.UU.), podría haber muerto de triquinosis por consumo de carne de cerdo poco cocida infectada con larvas de Trichinella spp. De acuerdo con los relatos de la época, Mozart padecía de síntomas tales como fiebre, dolores en las extremidades e hinchazón. Para justificar esta teoría, Hirschmann presentó como prueba una carta que Mozart envió a su esposa unos días antes de empezar a sentirse enfermo, donde dice haber comido chuletas de cerdo. Mozart escribió esa carta 44 días antes de su muerte, coincidente este lapso con los aproximadamente 45 días que puede durar el período de incubación de la enfermedad, dependiendo del número de larvas. Cabe recordar que la triquinosis no fue caracterizada hasta el año 1800, cuando se produjeron varios brotes mortales de la enfermedad en Europa y se comenzaron a desarrollar medicamentos contra ella.
Entre otras parasitosis, la malaria afectó a distintas personalidades de la historia, entre ellas Cristóbal Colón, Alejandro Magno, Dante Alighieri y Abraham Lincoln. John F. Kennedy se enfermó de paludismo cuando fue destinado a las islas del Pacífico.
El parasitismo es inherente a la vida, y en el sistema parásito-hospedero-ambiente cada parte interactúa e influye en el otro subsistema de forma tal que cualquier cambio en uno de ellos afectaría los otros dos.
Un proceso evolutivo continuo, que se diversificó cuando las masas continentales actuales se separaron hace cien millones de años, generó el establecimiento, la dispersión y la evolución de los parásitos. A los parásitos les llevó miles de años establecerse en determinados hábitats y lograr un equilibrio hospedero-parásito. Pero fue el hombre el que alteró este equilibrio al interferir en el medio ambiente circundante para construir viviendas, cazar y obtener recursos energéticos para su subsistencia. Al romperse este equilibrio hospedero-parásito-ambiente… el hombre se enfermó.
Trasladémonos ahora a través del tiempo hacia las civilizaciones pasadas. "Cuando pensamos en momias -dice Felipe Guhl-, lo primero que imaginamos es una momia egipcia llena de polvo, encerrada en un oscuro cuarto". Pero al igual que en Egipto, en Argentina y otros países sudamericanos también se practicó la momificación. Es más, las momias más antiguas del mundo se encuentran en Sudamérica y pertenecen a la cultura chinchorro, que existió hace alrededor de nueve mil años en las costas de Chile. Fueron estas curiosidades arqueológicas sumadas a las ansias por el conocimiento de la biología de los distintos grupos humanos del pasado lo que permitió el surgimiento de la paleoparasitología.
La paleoparasitología permite conocer las enfermedades parasitarias que sufrieron los grupos humanos en el pasado, así como recuperar información sobre las poblaciones y sus ambientes, especialmente en lo relativo a la higiene, la dieta y las formas de consumo. Reconstruye la historia del parasitismo en todas las especies y se enfoca en el hallazgo y la identificación de los parásitos presentes en restos humanos y animales, incluyendo sus coprolitos. Esta disciplina es sin duda multifacética, ya que combina los conocimientos de la biología con los de la historia, la antropología, la medicina, la paleontología, la epidemiología, la geografía y la genética, entre otras ciencias. La aplicación de técnicas de microscopía, inmunología y biología molecular permitió relacionar el posible origen de los parásitos de nuestros antepasados y su evolución con las parasitosis contemporáneas.
Pocas son las universidades del país que se dedican a realizar investigaciones paleoparasitológicas -entre ellas se destaca la Universidad Nacional de Mar del Plata-, pero muchos son los aportes de esta disciplina a la ciencia para enumerarlos en su totalidad.

En la Universidad de Chile, el profesor Héctor Rodríguez estudió muestras de músculo esquelético tomadas del cuerpo momificado del pequeño príncipe inca encontrado en el cerro El Plomo, y halló una infección masiva por larvas de Trichinella spiralis. Este constituiría posiblemente el diagnóstico de más antigua data de triquinosis en Latinoamérica.
En la Universidad Nacional de Mar del Plata, el investigador Martín Fugassa analizó coprolitos de camélidos y allí identificó huevos de Capillaria spp., ascaridios y ooquistes atribuibles a Eimeria macusaniensis. Son los primeros resultados paleoparasitológicos en camélidos de Argentina y aportan evidencias sobre la exposición de las poblaciones humanas a las zoonosis.
Por técnicas moleculares, Iñiguez et al., en el Instituto Oswaldo Cruz en Brasil detectaron ADN de Enterobius vermicularis en coprolitos humanos hallados en sitios arqueológicos de EE.UU. y Chile. Cabe recordar queEnterobius vermicularis constituye uno de los más antiguos parásitos hallados en seres humanos, y data del 2200 al 400 a. C.
A partir de un fragmento de costilla de una momia encontrada en un sitio arqueológico en Brasil, Lima et al., del Instituto Oswaldo Cruz, aislaron por técnicas moleculares ADN de Trypanosoma cruzi. En estudios previos, ya se habían hallado manifestaciones clínicas de la enfermedad de Chagas en momias precolombinas encontradas en Chile.
Las civilizaciones antiguas no sólo nos deslumbran a medida que se descubren sus esplendores, sino que también nos brindan gran cantidad de información a través de los materiales que se recuperan, como coprolitos y restos humanos. El parasitismo ha evolucionado desde tiempos prehistóricos hasta el presente, y es función de la paleoparasitología escudriñar en esa evolución.


Revista argentina de microbiología

versión ISSN 0325-7541

Rev. argent. microbiol. vol.42 no.4 Ciudad Autónoma de Buenos Aires oct./dic. 2010

CI 19878739
EES

Omar Leonel Niño Ramírez

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